A los veintinueve
días del octavo mes del año de dos mil quince, en un café por Villa del Parque,
se juntaron una vez más los siete locos en su empresa de meterse en los
universos literarios argentinos. El libro elegido fue Falsificaciones, de Marco Denevi.
El primero en
llegar fue Wagner, el brasilero, y fue quien dio la mala noticia, primero a
Paul, y luego a Dani y Nacho: la parrilla elegida como local de encuentro
estaba cerrada. El local sufrió un robo violento y los dueños decidieron
terminar con el negocio e irse de allá. Frente al golpe de realidad que se
presentó, los siete locos tuvieron que salir a buscar otro lugar para reunirse.
Por suerte, Nacho estaba en auto y todos fueron a recorrer el barrio a buscar
otra parrilla. Alguien sugirió un local que se llamaba Cortázar. Como Wagner,
el brasilero, no come carne, pensaron en ir a una pizzería. Al final, fueron a
un barcito donde ya se habían reunido antes y tenía vista a un cartel inmenso
con la cara de Aníbal Fernández.
Hamburguesas completas para todos, excepto para Paul, quien pidió una hamburguesa sola y para Wagner, quien eligió morfarse un sandwich de queso y tomate. Para tomar, compartieron una Levité Pomelo. Nacho salió a buscar a su amigo y tocayo en la estación y, cuando volvieron, estaban todos reunidos, listos para empezar su rito literario.
Hamburguesas completas para todos, excepto para Paul, quien pidió una hamburguesa sola y para Wagner, quien eligió morfarse un sandwich de queso y tomate. Para tomar, compartieron una Levité Pomelo. Nacho salió a buscar a su amigo y tocayo en la estación y, cuando volvieron, estaban todos reunidos, listos para empezar su rito literario.
Falsificaciones. Para Wagner, el libro de Denevi tiene una clara influencia de Borges:
solemne, recuenta textos prexistentes, clásicos, mitológicos o de la Biblia, le
hizo acordar La historia universal de la
infamia, donde Borges narra la vida de varios personajes, algunos muy
conocidos, como Billy the kid, y también mitos de culturas varias. El brasilero
también señaló la angustia del lector como tema de Falsificaciones, hay un cuento en que el lector literalmente
persigue al autor, en otro, persigue a un actor que lo interpreta, en ambos
casos, angustiado por el final de las obras. Dani dijo que el libro no le
gustó, que le pareció un libro de baja complejidad. Confesó que le gustan más
los textos largos, que cuentos cortos o microcuentos no lo atrapan, le
molestaba la constante “vuelta a empezar” al leer el libro. Ya Wagner dijo que
le gustan los microcuentos porque son más fáciles para leer en el colectivo, no
toman mucho tiempo y así no corre el riesgo de perder la parada. A Paul le
gustó el libro pero coincidió con Dani en cuanto a la “vuelta a empezar”. Y
añadió que hay que tomar antidepresivos.
Parece que la mayoría coincidió que fue un libro pesado
de leer, quizá por las razones que presentó Dani, que dijo que se quedaba
pensando entre cuento y cuento y esto hizo que le llevara mucho tiempo leer el libro. Wagner dijo lo mismo, que era casi como poesía, que demanda más
detenimiento, reflexión, concentración, mucho más que una novela o un libro de
cuentos de 5 o 10 páginas que tuviera las mismas 100 páginas que Falsificaciones. Dani señaló que hay que
tener mucha cultura general para comprender el libro, pero Wagner dijo que las
obras a que hace referencia el libro son muy conocidas, aun para los que nunca
las leyeron: obras de Shakespeare, El Quijote, la Biblia, los clásicos griegos.
En este punto, Nacho también defendió la obra, dijo que le gustó lo que tiene
de fantasioso mezclado con las ideas de Denevi y que le dieron ganas de leer mitología.
Dani mencionó un
cuento que le gustó mucho, “Gobernantes y gobernados” y Nacho dijo que también
está entre sus preferidos del libro, señalando lo que dice en el texto de que
“hay quienes nacieron para obedecer y quienes nacieron para mandar” y preguntó
a los demás si estaban de acuerdo con esta proposición, al que Dani afirmó que
hay gente que tiene vocación para el liderazgo. De ahí, el debate se volvió a
las cuestiones de clase, la idea de que los que tienen el liderazgo se
volverían opresores y usarían su posición para obtener bienes que los
liderados, por su posición, no podrían llegar a poseer. Y cuando el debate se
iba para la idea de que tener bienes caros es algo malo, Dani señaló que el
problema no es que alguien tenga un auto último modelo, sino que el pobre no
tenga salud, educación etc. Paul concluyó que, frente a eso, hay que tomar
antidepresivos.
El cuento “La
pata del mono” fue unos de los que suscitó los comentarios más apasionados por
parte de los siete locos, y, quizás, sea el más ingenioso de todo el libro. Con
el final abierto de la obra de teatro representada en el texto, todos nos
quedamos tan perplejos cuanto su protagonista en cuanto a su final.