domingo, 21 de diciembre de 2014

Crónica Polcística del 2do encuentro cortaziano (escrita el 22-11-14)



Como el Cuqui Silvani a principios de la década del noventa, Nachín dio el puntapié inicial con la lectura de un fragmento perteneciente al capítulo 152 que terminaba así: "¡Pero no se vaya a pretender que soy yo! ¡Vamos! Todo es falso aquí. Cuando me hayan devuelto mi casa y mi vida, entonces encontraré mi verdadero rostro". La pregunta que, al respecto, Nachín se hizo es la pregunta por la identidad: ¿cuál es ese verdadero rostro? ¿Será la parte pasional, la animalidad del ser humano?
A continuación hablamos de uno de los sentidos de la palabra "absurdo" que aparecen en la obra. Como Rubén Paz a principios de la década del noventa, Dani tiró el siguiente centro: lo absurdo se vincula con la inercia, con lo rutinario de la vida. Y Perro apoyó la aseveración de Dani con el siguiente fragmento, perteneciente al capítulo 28: "El absurdo es que salgas por la mañana a la puerta y encuentres la botella de leche en el umbral y te quedes tan tranquilo porque ayer te pasó lo mismo y mañana te volverá a pasar. Es ese estancamiento, ese así sea, esa sospechosa carencia de excepciones. Yo no sé, che, habría que intentar otro camino".



A la pasión y la inercia, Dani sumó otro tópico: el del sueño. Al respecto, leyó un fragmento perteneciente al capítulo 132: "Todo eso tendrá, me imagino, una raíz edénica. Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. De golpe comprendo mejor el espantoso gesto del Adán de Masaccio. Se cubre el rostro para proteger su visión, lo que fue suyo; guarda en esa pequeña noche manual el último paisaje de su paraíso. Y llora (porque el gesto es también el que acompaña el llanto) cuando se da cuenta de que es inútil, que la verdadera condena es eso que ya empieza: el olvido del Edén, es decir la conformidad vacuna, la alegría barata y sucia del trabajo y el sudor de la frente y las vacaciones pagas". Nos interrogamos por el sueño: ¿Se trata de un estado menos "real" que la vigilia misma o a la inversa? ¿Acaso a través del sueño no accedemos a un conocimiento de nosotros mismos que olvidamos en el trajín de la vida cotidiana? Por otro lado, ¿el sueño es el Edén y la vigilia es la caída de ese Edén? Y, por último, ¿Son el sueño y la vigilia dos instancias claramente separadas o aparecen mezcladas?


                                                        Adán de Masaccio

Perro propuso leer un fragmento del capítulo 143: "¿Cómo era posible que la compañía diurna desembocara inevitablemente en ese divorcio, esa soledad inadmisible del soñante? (...) Unido a Talita, envolviéndole la cara y la cabeza con los dedos y los labios, Traveler sentía la barrera infranqueable, la distancia vertiginosa que ni el amor podía salvar". De acuerdo con la interpretación del Perro, dos personas que se aman y que pasan buena parte del tiempo juntas no dejan de ser dos personas distintas. Y una ama a la otra no tanto por las características "objetivas" de la persona amada sino por el modo en que esa persona amada es significada por la persona que ama. El amor, entonces, no depende de la persona amada sino de la persona que ama. Lo mismo ocurre con la relación entre el escritor y el lector. Si la persona amada nunca va a poder producir el amor en la persona que ama, el escritor nunca va a poder producir en el lector la interpretación "adecuada" de lo que quiso escribir. Al igual que la persona que ama, es el lector mismo el que produce su propia interpretación y el escritor no tiene nada que hacer en ese proceso.
Dani nos invitó a leer la carta que escribe La Maga (capítulo 32). Hablamos de las vacilaciones de una madre con respecto al hijo. Vimos una suerte de crítica al "instinto maternal" que se suele atribuir a las mujeres y que refiere al amor incondicional que una madre siente (o debe sentir) siempre por sus hijos. En este caso, La Maga afirmaba que quería a Rocamadour, pero que su vida abarcaba otras actividades e intereses en los que Rocamadour no tenía lugar.
Y, como si efectivamente el final fuera donde partimos, Nachín, que dio el puntapié inicial, también dio el puntapié final. Nos remitió al capítulo 92 en el que Oliveira habla de cómo vive la "ruptura" con La Maga y su flamante relación con Pola.

                                                                                                                  Sr. Pol

Entrevista a Julio Cortázar. Imperdible.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=_FDRIPMKHQg

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