martes, 19 de noviembre de 2024

El tormento más puro

 

  En la crónica pasada hablé de “día histórico” para Los siete locos. Los días históricos suelen ser hitos en la historia o en la vida de uno; “hito” significa fuera de lo cotidiano o repetible; bueno, significa eso y mucho más. Quiero decir que voy a contradecir estos intentos de definir tal palabra, puesto que otra vez; es decir, a la vez siguiente, Los siete locos hemos vivido otro día histórico. Sí, hicimos nuestra reunión mensual en la biblioteca Mariano Moreno de Sáenz  Peña por primera vez. Y hay otro detalle. Diez años cumple este grupo y bien festejado será dentro de unas semanas.

  Nos reunimos adentro de paredes llenas de libros. A une se le iba la vista leyendo los lomos o, simplemente, viendo los colores y recordando cosas leídas o por leer. La buena biblioteca vence al tiempo, se pueden encontrar todos los siglos en los anaqueles.

  Acomodamos unas mesas, distribuimos los manjares y las bebidas,- era la hora de almuerzo,- sacamos un poco las miradas de los estantes y nos concentramos en nuestras caras dispuestas en círculo. Estaban Virginia, yo, Camila, Andrea, Nacho, Anita, Pepa y Dani. Estaba también la pareja de Camila que se fue antes, qué lástima. Y faltaban Rosi, Cristian, Silvana, qué lástima.


   El libro que nos convocó esta vez, este 10 de noviembre de 2024, fue nada menos que “El tormento más puro” de Fernanda García Lao.

  Sí, nos concentramos en nuestras caras. Todos estábamos con los ojos abiertos… ¡Qué buenos cuentos! “¡Qué ocurrencias”,- dijo algune de nosotres. Caras de extrañeza en la ronda. Es que estos cuentos son extraños. Extraños porque son realistas, no son fantásticos. Bien realistas son. Todo lo que ocurre aquí puede pasar. Todo lo que ocurre en estos cuentos es posible. Lo que hace Margarita, la virgen añosa, con su cuerpo en el cuento “Tan de cerca”, puede pasar. De hecho pasó. Nuestra autora lo cuenta en una entrevista refiriéndose a una actriz norteamericana. Recuerdo muy bien el hecho y comparto el espanto. Y todos hemos conocido o visto por tele monstruitos así… Perdón, no quiero espoilear.

 

  En Dos veces Gregorio, la hermana de la narradora quiere encontrarse con su marido, aunque con un detalle afectivo especial.

  O la protagonista de El día que murió papá que tiene que hacer varias tareas con un problema líquido.

 

  En Alfonso y su corcel todo es extraño, pero todo es posible, como fue posible que fuera el futuro mismo el que conspirara contra la monarquía gracias al advenimiento de la mecánica. Máquinas y obreros, decadencia de los reyes.

  El plagio del padre en el cuento que da nombre al volumen, asombra, pero es posible.

“La humanidad de un lado, las bestias de otro.” El cuento: Jardín desnudo” nos habla de civilización y barbarie. El protagonista no ve en la naturaleza a un bello paraíso. No. Siente la obligación de poner orden: “La naturaleza es un escándalo. Y yo intento sostener mi rol de hombre educado. Lanzo una amonestación general para censurar la barbarie, pero el jardín no me pierde de vista.” Asevera cerca del final del relato. Yo, por capricho, siento la obligación de contestarle a este protagonista citando los versos finales del largo poema inédito del Marqués de Sade intitulado “La verdad/ La vérité”. Es un poema que se dedica a insultar al dios católico y a las leyes de los hombres, y, cuando habla de “ella” se refiere a la naturaleza. Acá van los versos:

  “Después de los mejores años, si su voz nos llama,

    Regresemos junto a ella burlándonos de los dioses;

    Su crisol nos aguarda para recompensarnos;

    Lo que adquiere su poder, nos lo devuelve su necesidad.

   Allá todo se reproduce, todo se regenera;

   La puta es la madre de los grandes y de los pequeños,

   Y todos nosotros siempre somos muy queridos para ella,

   Monstruos y malvados como buenos y virtuosos”

 

  No es que yo esté muy de acuerdo con el Marqués, pero recomiendo leerlo. Fue un escritor genial.

 

   Y ahora, déjenme dedicarle unas palabras a Hortensio, el protagonista del cuento “Prohibido entender este momento

  Hortensio es hijo de una madre soltera que queda segregado del grupo familiar. Es un bastardo que tiene razón. Quiero decir que el narrador y los lectores estamos a favor de él. Heredó una biblioteca. Las bibliotecas heredadas siempre tienen sorpresas, quiero decir que en ellas podemos encontrar libros que uno no sabía que existían y que aparecen de golpe. No son las bibliotecas sin secretos que uno va acopiando a lo largo de los años. No. Las bibliotecas heredadas son aquellas de las que desconocemos el origen y cuyos libros se van mezclando con los que nosotros vamos comprando. Son esas bibliotecas desorganizadas las que vencen al tiempo. Ese era el hogar de Hortensio. Él era un lector y su experiencia de vida estaba en la lectura misma. Y se consideraba así mismo un lector verdadero, genuino. “He anestesiado mi vida para estirar el tiempo”, le dice al juez. Y luego califica a cada uno de los miembros de su familia, la legítima, la que no es bastarda y que quiere despojarlo de sus entrañas, su tradición y su hogar:

-        “Señor juez, soy un lector irremediable, He anestesiado mi vida para estirar el tiempo. Los muertos me escriben. Conozco mejor sus cabezas que las de nadie, incluida la mía. Para el resto, la biblioteca es un modo de llenar espacios de vida ociosa. Elena maneja el esnobismo como método de sublimación estética mientras vende ibuprofenos. La abuela Nuria utiliza el siglo XIX como sedante. Y el tío Uriel es un cobarde, emplea la literatura para evadir apuros genitales y seducir jovencitas en el corralón de materiales. Encontré más de quince bombachas en el departamento…”

 

  Hortensio lee todo el tiempo y lo reprenden por eso. Lee un cuento de Silvina Ocampo, “El vestido verde aceituna”, que recomiendo y que está en el volumen Viaje olvidado de la misma autora.

Lee La Eneida. ¿Alguna identificación con Eneas?

  Lee a Marosa Di Giorgio, y, si me permiten, transcribiré un pequeño poema en prosa del libro Clavel y tenebrario de ella. Lo cito por capricho y porque quiero congraciarme con Hortensio:

   “En las noches de enero, las diablas daban a luz cerca y allá lejos, bajo sus negras melenas, sus largas pestañas.

  Los diablos, apenas nacidos, empezaban a hacer cosas atroces, malignidades, corrían por todo el campo, iban hasta la casa, pasaban el dormitorio, la cocina, volvían, de nuevo, volando hacia las diablas, que contemplaban con ojos impasibles, los juegos y los nacimientos.”

 

   En los poemas de Marosa hay muchas hortensias, además.

 

    Hortensio se enamora de una mujer, Felisa y dice de ella: “esa mujer era un texto”. Y es esa mujer, una persona que no lee y que le dice. “Yo soy humana y no leo.”. Ella le devela el enigma del cuerpo de su madre muerta y él tiene su gran experiencia erótica. La tiene con esa mujer que era un texto. Y al final… Hortensio era un ave fénix.

 

  Hay frases magistrales en todos y en cada uno de los cuentos. (“magistrales”, ¿será ese el adjetivo que debo usar?) Digo, frases como la que habla de la ceguera de la madre de Claudina “Las dioptrías de ella se hicieron pantano”; o “misas, casamiento o cualquier otro trastorno del pensamiento”

 

   Recomiendo a todos y  cada uno de los cuentos de este volumen. Siempre hay otros autores detrás del autor que estamos leyendo. Yo oigo la voz de Silvina Ocampo, claro, la de Felisberto Hernández, la de Horacio Quiroga,-la misma autora lo señala en una entrevista; oigo la voz de Leopoldo Lugones en “Las fuerzas extrañas”, que si bien es un  fantástico, tiene la extraña oscuridad de los cuentos de nuestra autora. Pero repito, en “El tormento más puro” todo es real extraño. Porque es extremado. Porque, como dice la autora “en estos cuentos lo cotidiano ya está roto”.

  Yo digo, y repito, perdón, digo otra vez, que es extraño porque es posible, porque lo que estas ficciones narran son hechos extrañísimos que tienen posibilidad en nuestro mundo real. Están al límite de lo que creemos real y esto nos lleva a la pregunta: ¿Cuál es el límite de lo real? ¿Dónde empieza lo irreal? ¿Dónde se quiebra el código de posibilidad?

  Ahora, en la actualidad, muchos nos hacemos esa pregunta. Digo en la actualidad en la que estamos viviendo, no en la que viven Estelita, Hortensio, Margarita y los otros personajes. Ahora, en la Argentina, ¿No estaremos viviendo una realidad al borde de lo horrendo fantástico? No, desgraciadamente, el esperpento dominante es bien real.

  Pero, mejor, no asociemos esta realidad chabacana que hoy nos toca con la literatura de la autora que hoy nos convoca, que es buena y vale la pena.

  Termino esta crónica con un poema de Juan Rodolfo Wilcock, poeta argentino, que se fue a vivir a Italia, amigo de Bioy, de Silvina y del grupo Sur. Quizá, el soneto que pongo ahora fuera  lo que estuviera leyendo Hortensio en el velatorio de su madre.

  Bueno, va soneto neorromántico de Wilcock:

 

   Los destinos

 

Nuestra vida está llena de otras vidas,

como esas piedras junto al mar, cubiertas

de formas que vivieron y están muertas,

en un resto de nácar convertidas;

 

las algas usurparon sus medidas,

su color un disfraz, y en las desiertas

ondas se mueven para siempre inciertas

de su roca natal y confundidas.

 

Cómo serán la desnudez primera,

los ojos que tuvimos en la infancia;

nuestra forma en el cielo cómo era

 

predestinada a esta terrena estancia,

no lo sabremos. Y otro es quien se presta

al labio nuestro, y quien por fin contesta.

 

                                       J.R. Wilcock

 

Adiós a todos. Nos vemos en la fiesta de los diez años.



 

Raquel Poblet.

 

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