miércoles, 8 de agosto de 2018

Te regalaré unas Rosas, Faustino...


     Este domingo, 5 de agosto, nos convocaba no sólo a disfrutar de la literatura sino también –y en orden de importancia no sé cuál tenía prioridad- a festejar un acontecimiento muy  significativo: la celebración del cumpleaños de nuestra amiga, Tati, una profe de literatura increíble, y una muy versada lectora de nuestros escritores. (Echando mano a su ascendencia germana, aconseja muy seriamente: “Si no leíste el libro que vas a proponer, ¡abstente de ello!”.) Muy puntualmente nos fue abriendo las puertas de su departamento, en Villa Pueyrredón, barrio hermoso y tranquilo, lleno de luz y verde, para deleitarnos con muchas cosas ricas, bebidas espirituosas, y otras más inocentes, dulces varios… pero, sobre todo, contagiándonos de una energía increíblemente positiva, envidiable en los tiempos que corren.

     Poco a poco fueron arribando quienes compartiríamos ese mediodía único. Ani, Pol, Nacho (y una sorpresa que anunciaré al cierre), Guille, Dany, Fernando, Mercedes, Analía, Alicia -que llegó radiante, a pesar de que no atendimos su pedido de auxilio desde Urquiza, perdida en las calles y en el recuerdo de una vida anterior- y, por último, esta cronista. Para cerrar la concurrencia al grupo me reservo a Valentina, hija de Nacho (y mi nieta), que desde sus asombrados cinco años nos observaba con su conocida seriedad y que, más allá de la sorpresa, afirmaba en secreto para sí misma: “Qué locos son estos diez locos, que dicen ser siete…”.  

     Al poco rato ya habíamos ocupado asientos alrededor de la festiva mesa y, tal como los amigos que hace mucho que no se ven, dimos rienda suelta a la lengua, a la risa, a los comentarios diversos, a las bromas, a los chismes, antes de entrar de lleno en Facundo, civilización y barbarie, obra elegida para la ocasión, de la que habíamos cambiado opiniones e ideas en el encuentro anterior. Sin embargo, para esta segunda parte, ¡otro habría de ser el clima!

     Creo no exagerar si vi sobrevolar el espíritu de Sarmiento en la reunión. A semejante grado de apasionamiento llegamos. ¡Otra que unitarios y federales! Pasaron sobre nuestras cabezas nombres como Joseph Stalin, Mao Tse Tung, Vladimir Lenin, Fidel Castro, Evo Morales, Juan Domingo Perón… “Y se armó la discusión…”, ¡pero no por culpa de una pollera…!

     La cosa era qué significaba para nosotros el modelo social, educativo, económico, cultural, que don Domingo quería para las Provincias Unidas y qué jugaba de sí mismo en esa elección.

    Ani abrió el juego con una serie de artículos sobre Rosas, Urquiza, Quiroga y Sarmiento, todos muy interesantes y eclécticos. En el instante menos pensado puso sobre la mesa los influjos que el horóscopo chino tiene sobre nosotros, ¡pobres víctimas de semejantes animalitos! Si mal no recuerdo, a Rosas le tocó en suerte el Buey, a Urquiza, el Gallo, a Quiroga, el Mono, y a nuestro autor, la Cabra. Pido disculpas si me equivoco; no sé nada de horóscopos, ni chinos ni de otras creencias.

     Después de que Ani nos hubiera explicado las principales características de unos y de otros, el grupo se puso a debatir sobre aspectos históricos de la figura de Rosas y de Sarmiento, quienes parecían antagónicos en la elección del modelo de lo nacional y lo europeo. Y acá se armó un debate más que interesante… ¿Qué nos enseñaron desde la historia oficial sobre uno y otro?  Y lo más llamativo, ¿qué nos ocultaron? ¿Por qué no hay más investigación histórica sobre nuestros antepasados, o por lo menos no la conocemos? Acabamos casi siempre en los clichés: el primero un tirano sangriento y el segundo el irreprochable Maestro…

     Mientras continuábamos pensando en voz alta, el calor de las pasiones –acompañado por el que nos transmitió el vino- se puso sobre la mesa, y gritos destemplados nos tapaban las ideas: se escuchó que había una línea histórica que afirmaban que lo nacional estaba en las cabezas de “San Martín, Rosas, Perón”… ¡Para qué! Ani afirmó con contundencia que a San Martín lo quería, pero a los otros dos…

     Mete baza Guille aseverando que también se hablaba sobre la cobardía de Perón -más conocido por los medios como El Tirano Prófugo-, huyendo en la cañonera paraguaya, luego de haber robado las reservas en oro del Banco Central, y de haber cometido innumerables estupros en la Quinta de Olivos con las chicas de la UES, amén de tantas otras atrocidades que se le adjudicaron.

     Pero acá se produjo una situación desopilante, porque mientras que Guille utilizaba el recurso de la ironía para develar tanta mentira mediática –nada ha cambiado-, Ani creía que la estaba apoyando en su crítica sobre Perón… En la cara de Guille no había espacio para el asombro. Pero eso no fue todo, ya que Pol, sentado en el medio de una y otra, pedía a gritos, ¡cambio de lugar! En esa circunstancia se hizo palpable ¡nuestra falta de solidaridad con nuestro insigne filósofo!


     Con la intención de calmar los ánimos fuimos ladeando semejante enfrentamiento para pasar a rescatar ciertas intenciones de Sarmiento, que ponía el acento en la educación para los habitantes de este suelo, pero tomando como modelo Francia e Inglaterra, fundamentalmente. Buscábamos afanosamente en el libro citas del Facundo para abonar nuestras afirmaciones, pero estábamos enfervorizados y nos costaba hallarlas.

     No recuerdo bien cómo ni en qué momento otros temas no menos áridos aparecieron en la charla: el papel invisibilizado que la mujer desempeñó en nuestra historia… y de ahí pasamos a la cuestión de la interrupción voluntario del embarazo, temita si los hay, y hasta la cuestión de la infidelidad. Argumentos para un lado y para el otro, que si hay o no que llegar a un acuerdo con el o la compañera… en fin. Dany sentenció que él estaba a favor de la monogamia, otros, no tanto. (No delataré a ninguno de nuestros compañeros. No soy buchona.) Por fortuna, quienes allí estábamos podemos hablar sobre nosotras con sinceridad y libertad.

     Tati, entre idas y vueltas a la cocina para seguir reponiendo cosas ricas, agrega una opinión muy esclarecedora sobre cómo este gobierno intenta tapar este asunto con artilugios falsos como la aparición de los famosos “cuadernos”. Sin embargo, me parece que en general estamos convencidos de que no saldrá la ley sobre la despenalización que está en el Senado. (Escribo esta crónica hoy martes 8 de agosto por la mañana…).

     Con mucha convicción y desde el lugar del que sabe de lo que habla, Pol adjudicó gran culpa de las posiciones retrógradas de nuestros representantes y de las opiniones que se escuchan, a las religiones monoteístas, entre las cuales el judeo - cristianismo tiene un peso importantísimo. Pidió disculpas por si alguno se sentía ofendido, pero en mi opinión, creo que lo acompaña tanto análisis y estudio detrás de estas afirmaciones, como una falta de hipocresía que sobrevuela en nuestras reprimidas y represoras sociedades.

     Con los dulces llegó el café y la partida de Ali, que fue traccionada por compromisos familiares varios, no sin antes abogar a favor de Pato y Naty, a quienes otro compromiso militante los había convocado, pero con consecuencias en el grupo… se escucharon algunos cuestionamientos como “¿No somos nosotros más importantes?”.

     A continuación, se habló de la próxima visita de Wagner, que es esperado con mucha alegría por quienes lo conocen y con mucha curiosidad por quienes no lo conocemos en persona, aunque seguimos sus pasos a través de WhatsApp que cruza la frontera para acercarnos. Ya nos estamos preparando para recibirlo como se merece.



     En ese momento, Mercedes nos habló de la posibilidad de ir a su casa de campo que está situada (¡Oh, misteriosos designios!) en… Mercedes. Nos mostró algunas fotos bellísimas, por cierto, y vimos caballos, ¡caballos de verdad!, cosa que para los citadinos no es común. En ese momento recordamos al mejor jinete de la campaña, Don Rosas, al decir de Sarmiento. Después de pensar un rato en  la conveniencia de ir o no para el próximo encuentro, decidimos dejarlo para más adelante, quizá noviembre, ya que incluso Mercedes, acompañada por Analía, insistía en la posibilidad de quedarnos a dormir. ¿Se imaginan una noche espléndida en un lugar tan bello como el que surgía de las fotos? De lo que no voy a dejar constancia es de la invitación de algún miembro del grupo, que insistió en que compartamos cierta “hierba” desconocida -por lo menos por alguna que otra integrante del grupo-, y según él muy benéfica…

     Como Tati presentaba una carita de cansancio que daba “cosita” (pero aclaró que no se debía a nosotros, sino que se había acostado a las 4 de la madrugada compartiendo festejo con amigos), y en virtud de otros compromisos nuestros, decidimos elegir libro para el próximo encuentro: por votación democrática la mayoría eligió Las aventuras de la China Iron, cuya autora es Gabriela Cabezón  Cámara.   

     Algo que llamó la atención fue la insistencia de Tati en pasar antes por el baño. No entendía bien de qué venía el asunto, hasta que nos aclaró que nos íbamos a encontrar con consignas. Dicen que la curiosidad nos puede, y efectivamente acudí rápidamente a “ese lugar sagrado” y… ¡qué ingeniosa esta profe! (Aclaro que tuve excelentes profesoras y profesores, pero ninguno nos condujo por el camino del humor, que tanto puede y tanto cura.) Nos puso papelitos, con lapicera y cinta adhesiva, para pegar en la pared del baño opiniones, mensajes, buenas ondas, recuerdos literarios, dibujos… en fin lo que quisiéramos.

     Gracias, Tati, por todo… ¡¡¡y además nos sacó fotos!!!!!


   Cierre del encuentro. En mi opinión muy fructífero, hermoso, divertido, rico en opiniones y afectos. Siempre salgo de los encuentros queriéndolos más a cada uno de ustedes. Y sé que soy una abuela embobada, pero creo que el comportamiento de Valen ¡se merece un enoooooorme aplauso!

                                                                                    
                                                                                                   Pepa